domingo, 22 de noviembre de 2009

Mirada cinematográfica intolerante ante la violencia en contra de las mujeres

Vía Facebook la amiga feminista Verónica RT me instigó a utilizar este medio para expresarme contundentemente en contra de la violencia hacia las mujeres. A parte de ser cinéfilo, los derechos de las mujeres y el feminismo son temas que me apasionan. Hace casi un año debatí con la reconocidísima abogada y profesora de la Escuela de Derecho de la Universidad de Ottawa en Canadá Constance Backhouse sobre si los hombres podíamos clasificarnos como feministas. Ella confesó que se le hacía difícil poder ver a un hombre proclamarse feminista ya que las vivencias socio-culturales no eran equiparables. Respetuosamente le riposté diciendo que me sentía aludido ya que desde pequeño me he considerado feminista (gracias a mi madre y padre, ¡por supuesto!). Para hacerles el cuento corto, al final del curso Feminist Legal Issues me comentó en mi última reflexión que le había hecho cambiar de opinión; los hombres sí podemos ser feministas. (¡!)

Luego de esa cuasi-necesaria contextualización, les quisiera reseñar dos películas que a parte de ser favoritas mías reflejan lamentables actos de violencia (física y emocional) en contra de las mujeres. Para efectos del blog, les aseguro que son dos “Véalas” (por si no lo han hecho aún).



Primeramente, la historia de la superestrella del rock Tina Turner en la película What’s Love Got to Do with it (1993; Angela Bassett y Laurence Fishburne) siempre me ha cautivado. La película nos enseña la gloriosa carrera musical y pública de Turner, pero también nos deja ver lo mucho que sufrió al lado de su ex marido Ike Turner. Éste fue autor de múltiples actos violentos en contra de Tina. La película demuestra cómo ella pudo salirse del círculo de la violencia doméstica y echar hacia delante vorazmente. Bassett encarnó el papel principal y fue nominada para el Oscar y Fishburne fue Ike (lo hizo tan bien que me da trabajo mirar sus otras películas). Me pregunté luego de verla por primera vez, ¿cómo era posible que esto le hubiera sucedido a la cantante de Proud Mary, Simply the Best y River Deep, Mountain High, entre muchas otras? Que sirva de ejemplo para comprender que la violencia doméstica desconoce barreras sociales, raciales, étnicas y/o económicas.



En segundo lugar, North Country (2005) protagonizada por Charlize Theron, Woody Harrelson y Frances McDormand hace una representación del indeseable hostigamiento sexual en el empleo que sufrieron las obreras en el Mid-West para la década de los 80’ del siglo XX. Aunque es ficción, también está basada en hechos de la realidad. Uno/a como público puede ver las numerosas instancias en donde los hombres realizaban actos de violencia en contra de sus compañeras de trabajo; desde violación hasta negarles breaks para ir al baño. El caso se llevó a los tribunales para dirimir si hubo o no hostigamiento sexual en el lugar de trabajo (Jensen v. Eveleth Mines). Se pueden observar las enormes presiones que sintieron las empleadas y las injustificadas e ilegales represalias que contra ellas tomó su patrono.

La violencia en contra de la mujer, ya sea en el ámbito íntimo del hogar o en donde trabaja, está mal. Podríamos pensar que luego de años y años de concienciación a la sociedad esta enfermedad hubiera culminado. Sin embargo, aquí estamos: año 2009 y las estadísticas sobre actos violentos en contra de féminas siguen más altas de lo que quisiéramos. Por ello, les recomiendo ambas películas basadas en hechos reales donde féminas (famosas y no famosas) luego de ser confrontadas con la violencia, supieron sobrepasar dignamente el epíteto “víctima”, convertirse en heroínas y llevar un mensaje claro: no más violencia contra las mujeres.

PUNTO.

Julián

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